Salve, María, Madre de Dios


Salve, María, Madre de Dios

¡Salve, oh María, Madre de Dios,
Virgen y Madre!
Lucero del Alba, recipiente perfecto.

Salve, oh María, Madre de Dios,
Templo Sagrado en el que Dios mismo fue concebido.

Salve, oh María, Madre de Dios,
Paloma casta y pura.
Salve, oh María, Madre de Dios,
que encerraste en tu sagrado vientre
a Aquel que no puede ser encerrado.

Salve, oh María, Madre de Dios,
de ti brotó la luz verdadera,
Jesucristo, nuestro Señor.

Salve, oh María, Madre de Dios,
por ti vino a nosotros
el Conquistador y Vencedor triunfante del infierno.

Salve, oh María, Madre de Dios,
Por ti floreció la gloria de la Resurrección.

Salve, oh María, Madre de Dios,
Has salvado a todo cristiano fiel.
Salve, oh María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores ahora
y en la hora de nuestra muerte.
Amén




Adaptado de un sermón predicado por San Cirilo, 
Arzobispo de Alejandría (444)
presidiendo como representante de la Santa Sede 
en el Concilio Ecuménico de Éfeso, en 431.
Al refutar el nestorianismo, se le llama “Doctor de la Encarnación.