Dirige el barco de mi vida, Señor



Dirige el barco de mi vida, Señor





Dirige el barco de mi vida, Señor,
hacia Tu puerto tranquilo,
donde puedo estar
a salvo de las tormentas del pecado y el conflicto.

Muéstrame el curso que debo tomar.
Renueva en mí el don del discernimiento,
para que pueda ver la dirección correcta
en la que debo ir







Y dame la fuerza y el coraje
para elegir el camino correcto,
incluso cuando el mar está agitado
y las olas son altas,
sabiendo que al soportar
las dificultades y el peligro en Tu nombre
encontraremos consuelo y paz.
Amén







Por San Basilio el Grande (329-379)
Padre y Doctor de la Iglesia