Oh, queridísimo niño
Oh queridísimo Niño,
dime a qué viniste a la tierra.
Dime a quién buscas.
Ah, sí, ahora comprendo...
Has venido a morir por mí, oveja descarriada,
para que ya no me esconda de Ti sino que te ame.
Oh Jesús, mi tesoro,
mi vida, mi amor, mi todo,
si no te amo, ¿a quién amaré?
¿Dónde puedo encontrar una madre o un padre,
un amigo o un cónyuge más amoroso que Tú?
¿Y quién me ha amado más que tú?
Me arrepiento de haber vivido tantos años en este mundo
y todavía amarte tan poco,
aun habiéndote ofendido
y algunas veces olvidado de Ti.
Amén
san Alfonso de Ligorio (1696-1787) el doctor más celoso
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