Madre de la Salvación, Santísima Señora





Madre de la Salvación, Santísima Señora






Madre de la Salvación,
Señora Santísima,
tú eres la Madre de la Justificación
y de los que son justificados;
la Madre de la Reconciliación
y de los reconciliados;
la Madre de la Salvación
y los que se salvan.

¡Qué bendita confianza
y qué refugio seguro!
La Madre de Dios es nuestra Madre.
¡La Madre de Aquella en la que sólo esperamos
y sólo en la que tememos es nuestra Madre!

Aquel que participó de nuestra naturaleza
y devolviéndonos a la vida,
nos hizo hijos de su Madre,
nos invita por esta gracia, a proclamar
que somos sus hermanos y hermanas.

Por tanto, nuestro Juez, es también nuestro Hermano.
El Salvador del mundo, es nuestro Hermano.
¡Nuestro Dios se ha hecho –a través de María– nuestro Hermano!
Anén





Por Anselmo (1033-1109)