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De mi pecado, hago oportunidad
Aquí estoy, Jesús, como la mujer del Evangelio,
aquí estoy delante de Ti
y delante de mi comunidad:
yo soy pecador.
Hice el mal con mis pensamientos,
hice el mal con mis palabras,
hice el mal con mis hechos,
hice el mal con mis cobardías,
hice el mal con mil olvidos.
Aquí estoy, Jesús, delante de mi comunidad
y llevando también conmigo
la carga de sus pecados.
No me siento mejor que nadie, Jesús,
me siento hermano de todos en el pecado,
y con todos quiero sentirme hermano
también a la hora de acoger tu perdón
es la hora de luchar por corregirme.
Soy consciente, Jesús,
del mal que puedo hacer con mi pecado.
Mi egoísmo atrasa la hora del la hermandad,
mi consumismo arrebata el pan de los pobres,
mi comodidad hace que la unión necesaria adormezca.
Aquí estoy, Jesús, delante de Ti,
yo que soy pecador,
en procurar el perdón y la fuerza de vida
que viene de Ti en la comunidad.
Dice el Señor:
Yo no llamo a los buenos.
Llamo a los malos.
Los buenos ya tienen bastante con su bondad y sus méritos.
¿Para qué me quieren a mí?.
Yo sólo puedo dar algo a los malos.
A los que siguen haciendo pecados
después de haber prometido mil veces
que van a ser buenos.
Yo les ofrezco mi perdón
y mi compañía a lo largo del camino.
Es todo lo que tengo.
Les doy todo lo mío.
Para los buenos no me llega.
Y Jesús se sube a un árbol
de la plaza mayor y grita:
¡Las prostitutas
estarán delante de vosotros en el cielo!
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