VOLVERÁS Y ESPERO TU VENIDA




VOLVERÁS Y ESPERO TU VENIDA


Volverás y espero tu venida,
a renovar para siempre un mundo viejo,
a superar la realidad que en el espejo
de los días sus misterios escondía.

Volverás, vencedor para siempre de la noche
que se tragó la ilusión de un cielo nuevo,
vencedor de la tiniebla opresora en el anhelo
de la luz que no se extingue y de sus goces.

Volverás sobre una nube transformado
en el sol de un universo renacido
cuando el pecado para siempre suprimido
dará paso a la gracia de un mundo renovado.

Volverás en mi conciencia liberada
de los fantasmas que me alejan de tu fuente,
en la memoria que te quiere aquí presente,
en la inteligencia de tu ser iluminada.

Volverás en un Amor de primavera
que enciende el corazón agradecido
a florecer en el pecho que has herido
con la espina de una rosa mensajera.

Volverás en el mar de las gaviotas,
en los gorriones simples y sus juegos,
en golondrinas, cisnes y jilgueros,
en el cielo que secuestraron las alondras.

Volverás, y el final de los tiempos ya presente
adelanta el calor de tu presencia,
se derrite ante tu rostro el frío de la ausencia,
tu luz todo lo llena y ya me envuelve.


Volverás en los alerces azulados,
en los robles de Amor enrojecidos,
en los abedules de plata, consumidos
en el invierno de la espera, ya brotados.

En el manantial, a la orilla del sendero
serás canto cristalino y encantado,
compañía del camino recobrado,
armonía de mis pasos y mi credo.

En la melancolía de un otoño enrojecido
o en las hojas de un tilo amarillentas,
en la inmensidad desolada de la estepa,
o en el campo tapizado con el trigo.

Simplemente volverás como te has ido
y tu triunfo será la tierra nueva,
consumará tu presencia ya mi espera
en un rayo de tu luz entretejido.

Volverás en el día señalado
a reunir a tu pueblo nuevamente,
desde todas las naciones, de repente,
llegarán con los frutos que has sembrado.

Cantarán del corazón un canto nuevo:
pueblos, razas, lenguas y naciones,
un mundo en alabanza en sus canciones
glorificando tu nombre como un pueblo.

Será tu Iglesia en triunfo y alabanza,
purificada en la sangre del Cordero,
vestida está de luz y el mundo entero
celebra, consumada, su esperanza.