A favor de nuestros sacerdotes católicos que hacen mucho bien

Mis CARTAS a los JÓVENES y AMIGOS
Ya en el siglo XXI (Año 2010)

Introducción a Mis cartas

A vosotros, amigos, jóvenes, ¡mis cartas de amor!. Os tengo presentes en mi vida y mi corazón se alegra cuando pienso en vosotros, está abierto a vuestras vidas y quiero entrar en comunicación con todos.

He preguntado y hay temas sobre los que hay interés. Reflejan la vida misma, nos llegan adentro.

Su fuente es: la vida y la amistad en la experiencia, los libros, la prensa, la radio, la televisión e Internet.

Las Cartas forman parte de mi vida.
Mis reflexiones quieren ser un alivio en la vida o una mano tendida para avanzar en ella.

Al haceros partícipes de mi pensamiento quisiera que mi experiencia fuera un ir dando aliento a tu vida.

Habrá temas que interesarán más que otros, estarás tú, amigo lector, porque es para ti que lees. Cada vez encontrarás cariño para ti. Me encontrarás viva en las páginas que leas.

Él, Dios, da la vida. Una amiga me dijo hace tiempo:

"Dios te ha creado, y ya no morirás más, vivirás para siempre",
el Señor se sirvió de sus palabras para "comunicarme" que Él da la vida
y no la quita, sino que la eterniza.

Os escribo desde distintas ciudades, lugares diferentes y varios pueblos.
Todos los lugares geográficos son reales y conocidos.

Detrás de los nombres están vuestras personas vivas. Todos son reales, conocidos, tratados.

No hay ningún nombre ficticio. Me dirijo a cada uno personalmente.
Hemos convivido juntos o lo haremos de forma virtual, en distintas circunstancias.
Unas veces en situaciones de recreo, otras en momentos de compañerismo, de enseñanza, siempre de amistad.

Pasáis por mi existencia, formáis parte de mi vida, sois parte de mi historia y en quien puedo influir en bien espero nunca en mal.
Junto a cada nombre indico vuestra procedencia. Pienso en vuestros países.

Entiendo exponer un sentido de universalidad.
Yo soy "de todas partes" en donde he vivido, me he comunicado con otros, he amado a muchos, a todos.

Soy de un lugar ¡claro!, pero soy del mundo, amo a todas las personas de todas partes.
Amparo.

A favor de nuestros sacerdotes católicos que hacen el bien
Bujedo (Burgos)
Querido Pablo riojano:
Es una lástima que así como podemos difundir buenas noticias, para alegrar y animar a todas las personas de buena voluntad, no hagamos lo propio para decir que el sacerdote se entrega a Dios para hacer el bien a los demás, dejando el gusto para colaborar con Cristo, el Señor.

Cuando aquella mujer fue a confesarse y le dijo al confesor que había estado hablando mal del prójimo entonces éste le puso una penitencia o consejo. Que fuera y luego de pelar a una gallina esparciera las plumas al viento y se alejara algo, que luego las fuera a recoger todas y una vez las tuviera que se las llevara.

El resto se comprende, quitar las plumas mandarlas al viento, esparcilas no cuesta sino el hecho pero ¡recogerlas todas, unirlas y juntarlas bien para recomponer el conjunto! ¿qué os parece? ¿es fácil?
Así la campaña de esparcir al viento cuanto de negativo se encuentra en alguna persona y meter en el mismo saco a todos los de su condición ¿es difícil?, pero ¿es verdad? ¡Lástima! amigos lectores que no razonemos más y que animemos poco a quienes se entregan a Dios y son menospreciados porque algunos, pocos, desde luego, se equivocaron.

Amparo Vicenta Matilde